El panorama ambiental y energético está experimentando un cambio significativo con la reciente aprobación de la Ley de Transición Energética y Cambio Climático de Euskadi por parte del Parlamento Vasco. Este hito legislativo establece una serie de metas ambiciosas con el objetivo de promover la resiliencia, neutralidad y una transición justa hacia un futuro más sostenible para 2050.
Uno de los aspectos destacados de esta ley es su enfoque en el impulso de las energías renovables. Se establece que para el año 2030, al menos el 32% del consumo final energético deberá provenir de fuentes renovables, lo que representa un paso significativo hacia la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, se ha introducido un canon anual a instalaciones de energías renovables, como parques eólicos y solares fotovoltaicos, con el fin de financiar el desarrollo de acciones orientadas a la conservación y restauración del medio ambiente en los municipios afectados.
Otra medida importante es la obligación de las instalaciones industriales de calcular y minimizar su huella de carbono, con el objetivo de alcanzar una neutralidad climática. Esto implica un compromiso con la descarbonización de los procesos industriales y la promoción de la economía circular.
El artículo 39 de la Ley de Transición Energética y Cambio Climático de Euskadi resalta la relevancia de la edificación y rehabilitación de edificios como pilares fundamentales para alcanzar los objetivos de eficiencia energética y reducción de emisiones. En este sentido, las administraciones públicas vascas se comprometen a:
a) Potenciar la realización de auditorías que posibiliten la identificación y análisis de alternativas técnico-económicas para un uso más racional y eficiente de la energía en sus edificios, así como la implantación de instalaciones que puedan descarbonizar mediante el uso de energías renovables y las inversiones para favorecer una edificación más eficiente y sostenible. Se evaluarán los beneficios económicos, medioambientales y sociales de estas acciones.
b) Fomentar la renovación y rehabilitación de los edificios existentes y de sus instalaciones, tanto públicos como privados, con el fin de reducir su consumo de energía y su huella de carbono.
c) Priorizar el uso de materiales de construcción y rehabilitación considerando su ciclo de vida y su huella de carbono, de acuerdo con normas, estándares o sistemas de certificación reconocidos.
d) Impulsar el uso de la madera en la edificación como una alternativa sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
e) Incentivar la construcción de nuevos edificios con la máxima calificación energética posible y de acuerdo a los estándares más sostenibles, incorporando criterios sociales, ambientales y económicos.
f) Promover las herramientas y mecanismos de financiación necesarios para la consecución de los objetivos de esta ley, asegurando así la viabilidad y el éxito de las iniciativas orientadas a la transición energética y la mitigación del cambio climático.
En resumen, la Ley de Transición Energética y Cambio Climático de Euskadi marca un paso significativo hacia un futuro más sostenible y resiliente. Con metas ambiciosas, participación ciudadana y medidas concretas, esta legislación sitúa a Euskadi a la vanguardia de la lucha contra el cambio climático y la promoción de un modelo energético más limpio y responsable.